Definición
El gas de lutitas, mejor conocido por su
nombre anglosajón ‘Shale gas’, es un tipo de hidrocarburo no
convencional principalmente compuesto por metano. A diferencia del gas natural convencional,
el shale gas es extraído directamente de la roca reservorio dónde
se encuentra almacenado en forma de partículas dispersas dentro de los poros de la roca misma. En ocasiones, también se encuentra adsorbido en minerales o algún tipo de materia orgánica que se encuentre contenida en la roca.
Al estar almacenado de manera distinta,
el shale gas requiere de métodos especiales de procesamiento. La perforación, cementación y
completación de los pozos de producción es distinta a la de un yacimiento de hidrocarburo convencional. Desde
hace unos años la perforación direccionada (especialmente la horizontal) ha
ganado impulso pues arroja producciones con mayor eficiencia. La ventaja de
este tipo de perforaciones es que incrementan el área de contacto entre la roca
reservorio y el cuerpo del pozo. Aunado a lo anterior, éste tipo de práctica permite la
perforación de varios pozos desde el mismo ‘patio petrolero’ lo que disminuye
de manera importante el impacto ambiental.
Debido a la baja permeabilidad de las formaciones
de rocas de lutitas, en ocasiones es necesario estimular al reservorio para
generar permeabilidad adicional. Para lograr ésto, se requiere utilizar el método de Fracturación Hidráulica, o ‘fracking’,
dónde un líquido es inyectado a presiones elevadas con la finalidad de abrir
fracturas en las formaciones profundas,a través de las cuales fluirá el hidrocarburo
hacia el cuerpo del pozo. Generalmente el líquido de fracturación está compuesto
principalmente por agua, aunque otros aditivos químicos son utilizados
para reducir la fricción, evadir la corrosión y para controlar el crecimiento
de bacterias en el agua inyectada.
Al inyectar el agua se cumplen dos objetivos:
Al inyectar el agua se cumplen dos objetivos:
- Se crean las fracturas por medio de la presión que aporta el líquido, y
- Se transporta el agente de apuntalamiento (arena), para que se deposita entre las fracturas y así evitar que se cierren por efecto de la presión.
Un poco de contexto actual...
El gas de lutitas es una fuente
importante en la matriz energética global. Los recursos recuperables de nuestro
planeta están estimados en más de 7,299 trillones de pies cúbicos, distribuidos
en 95 cuencas y 41 países. China lidera al mundo en recursos técnicamente
recuperables (1,115 tcf), seguidos por Argentina (802 tcf), Argelia (707 tcf),
E.E.U.U (665 tcf), Canadá (573 tcf) y México (545 tcf).
En materia de producción E.E.U.U es el
líder dominante seguido por Canadá, China y Argentina. En realidad estos
cuatro países son los únicos que cuentan con producción
comercial de éste tipo de gas.
La producción no convencional de gas
natural se ha convertido en un asunto político alrededor del mundo pues
distintos grupos ecologistas argumentan que el proceso involucra
muchos riesgos al ambiente. La alta demanda de agua dulce para generar las
fracturas, la producción brutal de agua residual durante la vida útil de los
pozos, la probable sismicidad inducida por la alteración del subsuelo,
emisiones de gases de efecto invernadero y contaminación de cuerpos de agua son
algunas de los riesgos directamente relacionados con la exploración y
explotación de hidrocarburos no convencionales, y específicamente con la
producción de shale gas.
Al involucrar técnicas mucho más
complejas, el shale gas tiene un precio de equilibrio mucho mayor al de otros
recursos convencionales, razón por la que requiere precios altos para poder ser
redituable para las empresas operadoras.
Derivado de lo anterior, la producción
global de shale gas está íntimamente relacionada con el precio del petróleo:
cuando el precio del barril es alto (mayor de $65 USD)la producción de shale se
acelera; de igual manera, cuando el precio cae la producción queda casi
detenida.
Shale Gas en México
Como ya se
mencionó arriba nuestro país ocupa la sexta posición en cuanto a reservas
de shale gas. Sorprendentemente, y por diversos motivos, en nuestro país no ha
existido producción de este tipo de hidrocarburo.
Derivado de la
reciente reforma energética, se tiene previsto que en los próximos años
comience la exploración y explotación de shale gas en territorio nacional. Las
regiones potencialmente más atractivas se ubican en los estados de Coahuila,
Chihuahua, Nuevo León, Tamaulipas y Veracruz.