25 de agosto de 2015

Microalgas, las minas de oro más pequeñas del mundo

El omega 3 es un compuesto necesario para el desarrollo de muchos seres vivos. Básicamente se utiliza para agilizar la coagulación de la sangre- lo que evita enfermedades cardiovasculares-, para el desempeño de procesos neurológicos- que a nadie le sobran-, y para el desarrollo en el feto y los infantes. Incluso hay estudios que sugieren que ayuda a tratar la depresión clínica. ¿Quién sabe? Lo que sí, es que ayuda en muchas cosas.

Lo que no, es que es bastante complicado de producir. ¿Por qué es esto? Pues el omega 3 es una sustancia que los humanos no podemos fabricar; es decir, la necesitamos obtener de fuentes externas si es que deseamos tener todos sus maravillosos beneficios. Pero, ¿quién sí puede producirla? No muchos seres vivos. Está presente en el aceite de algunas plantas como el aceite de olivo, de palma, de girasol, entre otros pocos; algunas plantas y semillas como la chia (¡con razón está tan de moda!), el cáñamo, salvia o semilla de calabaza; y sobre todo en pescados como el salmón y la sardina. Pero todos estos tienen un problema. 

Empezando por el tiempo y espacio necesarios para sembrar hectáreas de alguno de estas plantas, que lo vuelve muy ineficiente. Por otro lado, la producción del aceite no es fácil. En cuanto a los peces, solamente aquellos que no provienen de la piscicultura (granjas de peces) lo producen, pues se cree que esta producción está relacionada con su alimentación, que suele consistir de algas o pequeños moluscos. Vaya problema, ¿no?

Pues lo mismo han pensado los investigadores y miembros de la comunidad científica recientemente. Y como a ellos ni les gusta hacer experimentos y descubrir cosas, después de pensarlo un tiempo terminaron dando con la clave que puede resolver este problema.


Las microalgas son como aquellas que crecen pegadas a las rocas o a los barcos en el mar, solamente que son diminutas. Existen algas que llegan a tener hasta 40 metros de largo, en cambio estas microalgas pueden ser de hasta un micrometro. Debido a este pequeñísimo espacio que ocupan, y a su fácil reproducción, pueden ser criadas en espacios bastante confinados (siempre y cuando se tengan las condiciones adecuadas). La magia de éstas diminutas criaturas es la alta producción de ácidos grasos poliinsaturados que tienen. En tan solo un metro cúbico de cultivo de estas algas microscópicas se puede producir una cantidad importante de aceite rico en omega 3, mismo que después puede encapsularse. El proceso sigue haciéndose más eficiente, ya que por el corto tiempo de investigación que lleva aun no es costeable. ¡Pero las microalgas prometen!

Además, estas pequeñas no solamente producen estos ácidos grasos; han encontrado aplicaciones en industrias como cosmética, alimenticia, farmacéutica. Algunas especies pueden producir también compuestos vitamínicos, antibióticos y antioxidantes. Hasta se está pensando ya en métodos de generación energética, usándolas como biomasa. En fin, estas algas parecen ser la solución a todos los problemas modernos. ¡Y pensar que son hasta 1,000 veces más chicas que una persona promedio!